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Reconecta con tu cuerpo: Una guía para pups queer y kinksters

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Introducción

¿Alguna vez has sentido que estás atrapadx en una rutina de responsabilidades sin fin, hasta el punto en que dejas de sentirte conectadx contigo mismx? Tal vez empieza a doler el cuerpo, se agota la paciencia o simplemente sientes que algo no está en sintonía. Para lxs pups y kinksters queer, esta desconexión puede sentirse especialmente incómoda, sobre todo cuando el juego deja de ser prioridad por culpa del trabajo y las obligaciones. Es como una cuerda que se estira demasiado hasta que truena.


Con el tiempo, ciertas señales físicas como falta de aire, hombros tensos o estómago revuelto pueden ser avisos claros del cuerpo diciendo: "Ey, algo no va bien". No siempre se trata de hacer más cosas, a veces se trata de hacer menos, con intención. Kink, pup play y BDSM no solo son placenteros, también pueden ser formas poderosas de autocuidado y regulación. A continuación, tres estrategias prácticas para ayudarte a volver al centro, a mover la cola más y gruñir menos (aunque no seas perrx literal).

1. Escuchar las señales: cuando el cuerpo habla, hay que poner atención

El estrés se guarda en el cuerpo: tensiones, dolores, malestar. Y aunque a veces se ignoran, esos malestares no están ahí por nada.

Consejo práctico: Haz un “chequeo corporal” diario. Desde la cabeza hasta los pies, nota cómo se siente cada parte sin juzgar. Si hay tensión, respira profundo y suéltala poco a poco. Esta práctica sencilla ayuda muchísimo a reducir el estrés y mejorar el bienestar.

2. Juego y presencia: cómo el kink y el pup play nos conectan

Para lxs pups y kinksters, el juego no es solo diversión: también es una herramienta para volver al presente. Estar en headspace perruno ayuda a dejar de pensar tanto y a conectar con los sentidos. En las escenas de intercambio de poder también hay una liberación: sea tomando el control o soltándolo, hay una oportunidad de reconectar.

Consejo práctico: Cuando te sientas desconectadx, pregúntate qué tipo de escena o rol te ayudaría a equilibrarte. ¿Necesitas control o soltarlo? Elegir desde ahí puede ayudarte a liberar tensión y reencontrarte contigo.


3. Movimiento consciente: reconexión a través del cuerpo

Caminar sin rumbo, estirarte un rato, notar tu respiración... todo eso puede ayudarte más de lo que crees. Incluso salir a pasear sin objetivo fijo puede ser una meditación en movimiento. Notar el aire, los sonidos, el ritmo del cuerpo ayuda a estar presente.

Consejo práctico: Dedica 10 minutos diarios a estirarte o hacer yoga suave. Concéntrate en las zonas donde más tensión se acumula (cuello, hombros, cadera) y acompaña cada movimiento con respiración profunda. El cuerpo agradece mucho ese momento de atención.


4. Priorizar el kink: reconocerlo como autocuidado

En un mundo que exige productividad todo el tiempo, jugar puede sentirse como un lujo. Pero no lo es. Kink es autocuidado. No es solo indulgencia, es una forma de liberación, exploración y conexión.

Consejo práctico: Arma tu propio “kit de autocuidado kinky”. Puede tener cosas sensoriales que te gusten: un collar, un guante, un juguete suave... Guárdalo en un lugar accesible para cuando necesites volver a ti. Es una forma simple de reconectar con tu identidad y bienestar.

5. Balancear poder y control: usar el kink para reencontrarte

El intercambio de poder no es solo para la escena. También sirve para entender lo que se necesita dentro y fuera del juego. Cuando todo se siente fuera de control, tomar un rol dominante puede devolver el equilibrio. O al revés: soltar el control desde la sumisión puede ser justo lo que hace falta para respirar.

Consejo práctico: Antes de jugar, tomate un momento para preguntarte: ¿necesito controlar o soltar? Tener clara esa intención (aunque sea para una sesión en solitario) puede hacer toda la diferencia.

Conclusión:

Escuchar al cuerpo y cuidar de unx mismx no tiene una sola forma. Para lxs kinksters y pups, el juego puede ser medicina. Reconocer las señales, moverse con presencia y abrazar las dinámicas de poder desde la intención pueden ayudar mucho a sanar, reconectar y encontrar equilibrio.

Así que cuando tu cuerpo susurre (o grite), préstale atención. Jugar, estirarte, respirar, parar… todo eso también es cuidarte. Mereces sentirte bien y en casa contigo mismx.


Mueve más la cola, gruñe menos.

 ¡Awwwrrrrooooooo!

 – Cooper

 
 
 

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